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Blog de Mario Ortega

Ecología Ciudadana

La ciudad 8/80: la ciudad de todas y todos

La ciudad 8/80: la ciudad de todas y todos

Tengo que estar en tantas cosas que me es muy difícil centrar el blog. Mi compañero Francisco Garrido está lanzando a diario, con motivo de la campaña electoral breves textos para la reflexión y la comunicación política. Los uso aquí:

"Las ciudades y los pueblos de Andalucía han ido deshumanizándose  por culpa de un urbanismo desolador y de la invasión del automóvil privado. De esta ciudad han sido expulsados los niños y las niñas, los ancianos, las personas con movilidad  reducida, los paseantes, los peatones. Los Verdes nos comprometemos a recuperar  del  espacio público para todas y todas, a preservar y reconstruir el paisaje robado. La integración social ha de ser un objetivo prioritario en el diseño de los PGOU y de los planes urbanísticos

Una ciudad  8/80 para los de ocho años y para los de 80, para esa inmensa mayoría silenciosa que es invisible para los especuladores  inmobiliarios y para sus políticos en nómina. Una ciudad que integre y mezcle y no que segregue y separe. Una ciudad interconectada por redes peatonales, carriles-bici y transporte público no contaminante.

La ciudad ecológica es la ciudad humanizada. El equilibro y la diversidad son valores centrales  de la ecología política que queremos plasmar en el territorio de nuestro pueblos y ciudades. Los Verdes nos comprometemos a no diseñar ni aprobar ningún plan municipal que no supere la prueba del 8/ 80, que no esté pensado para integrar las necesidades, y las demandas de los más débiles, de los que tienen mayor riesgo de exclusión. El  criterio 8/80  es para Los Verdes el criterio de la sostenibilidad social.  La ciudad 8/80  es la ciudad verde, humanizada. El verde debe ser el color del presente  de nuestras ciudades si queremos tener ciudades  con colores en el futuro."

La lista verde de Granada

La lista verde de Granada

Hemos hecho pública la candidatura de Los Verdes en Granada. En 24 horas recibió más de 100 me gusta en la red social facebook. Un hecho inédito.

En la lista son todas las personas que están, pero no están todas las personas que son. El problema era de límite, solo cabíamos 27 más tres suplentes. De las 27 personas 15 son mujeres y 12 hombres. De las candidaturas que se presentan en Granada, es la lista con más mujeres.

Es la lista más ciudadana, no tiene profesionales de la política, nadie ha percibido nunca remuneración alguna por su actividad política, ni yo mismo.

La composición es diversa, como diversa es la sociedad granadina, aunque los de siempre se empeñen en negarlo. Jóvenes y mayores, activistas y profesionales, implicadas en sus barrios, en su sector económico, o con la cultura o la universidad.

Nos une el sentido cívico, no queremos dejar la política en manos de los de siempre. Nos une la ética, queremos recuperar la honestidad para la política. Nos une el sentido común, queremos hacer compatibles los intereses individuales con los colectivos, el pasado con el presente y con el futuro.

Queremos acabar con el olor a rancio de esta ciudad, queremos más democracia y más transparencia, queremos actuar para forzar las condiciones para que haya más empleo, más justicia social y más respeto por el patrimonio ambiental y cultural. Queremos una ciudad incluyente y no excluyente.

Es posible si el día 22 de mayo te acuerdas de la candidatura verde. SOMOS AHORA. Solo necesitamos 6.000 valientes, afronta el RETO verde en granada. Queremos hacer historia contigo.

AHORA EN VERDE

Por un Nuevo Acuerdo Verde

Por un Nuevo Acuerdo Verde

Remirando y preparando lo que voy a decir en el Ier. Encuentro Internacional "Carta de la Tierra", me he encontrado con este texto que publicamos el pasado 22 de abril de 2010, con motivo del Día de la Tierra. El texto es plenamente vigente a día de hoy.

"POR LA TIERRA Y POR LAS PERSONAS"

El movimiento verde mundial celebra el 22 de abril el Día de la Tierra, desde el año 1970 cuando más de 20 millones de personas estadounidenses ocuparon las calles y espacios públicos para reclamar el derecho a una vida saludable y sostenible. La Confederación de Los Verdes queremos con este manifiesto por la Tierra y para la gente dedicar esta fecha del 22 de Abril del 2010 a denunciar la situación crítica que vive el conjunto de nuestro planeta, ahora ya reconocida por todos donde el acelerado cambio climático se une a la crisis económica internacional más grave y sin salida a nivel global vivida hasta la fecha. En los países europeos del Mediterráneo, como Grecia y España llegamos a un paro de millones de personas, el cierre de pequeñas y medianas empresas, la crisis estructural de la agricultura tradicional, a una falta de expectativas brutal para los jóvenes y a una grave incertidumbre para los mayores y las garantías sociales básicas.

Mientras los principales responsables de la crisis económica, el sistema financiero, la banca, las empresas multinacionales continúan con sus ganancias millonarias, sin que la mayoría de dirigentes políticos se atreven a adoptar ningún tipo de medida que aumente el control democrático de sus especulaciones y pongan al servicio de la ciudadanía, de la tierra y la economía sostenible de interés social y ecológico de futuro, las finanzas, los recursos y la ciencia.

Paralelamente a la crisis económica y social, todos los signos vitales de la salud de nuestra tierra muestran una tendencia al declive acelerado. El cambio climático muestra sus dramáticas consecuencias y la respuesta de los supuestos líderes políticos mundiales ha sido su incapacidad de adoptar medidas correctoras en la fracasada Cumbre de Copenhague que para más vergüenza acabó con la detención de los representantes de Greenpeace.

Mientras, la ciudadanía observa perpleja cómo se suceden escándalos de corrupción política y económica (Gürtel, Pretoria, Marbella...) donde parece que la finalidad de muchos políticos sea única y exclusivamente la del lucro, y no ocuparse de la gestión de las Administraciones públicas y la toma de decisiones que controlen y modifiquen de una vez por todas los efectos perversos antisociales de una economía ultraliberal y depredadora de los recursos naturales.

En la actualidad es más evidente que nunca que el actual sistema político, es una democracia formal e ineficaz para cambiar nada de fondo, con un sistema electoral pensado para consolidar el bipartidismo y repartir el poder político sólo entre el PP y el PSOE. No resuelve los problemas más básicos de la ciudadanía, ni es capaz de abrir una nueva estrategia económica-ecológica para dar soluciones reales a la crisis estructural que padecemos. Así, crece la decepción y el alejamiento de la política entre el electorado, al tiempo que surgen con fuerza el racismo, la xenofobia, el autoritarismo, el machismo y todo tipo de posiciones tendentes a un giro autoritario de la sociedad. Así, como ejemplos claros, se imputa al juez Garzón por el caso de los crímenes del Franquismo y se apalea al vecindario del Cabañal por parte de la policía o aumenta dramáticamente el número de mujeres asesinadas.

Ante ello, Los Verdes proponemos a toda la ciudadanía la movilización activa y diaria para hacer posible un nuevo contrato social, un nuevo acuerdo entre las personas con sentido democrático y voluntad de cambio real del actual estado caótico de la sociedad, que se fundamente en la apuesta decidida por una nueva economía ecológica, más justa con las personas y más respetuosa con el Planeta, con un sistema de participación política de democracia real y plural, con igualdad para todas las formaciones políticas y donde el electorado sea realmente el que controle la acción de los cargo públicos.

Es la hora de un nuevo contrato ciudadano y verde que actúe contra el cambio climático, la deforestación, la escasez de agua limpia o los peligros de la contaminación nuclear, química y genética. Una nueva economía ecológica con políticas de suficiencia y subsidiariedad en todos los ámbitos de la actividad humana, de calidad social y natural en lugar de volver al mito del crecimiento basado en la cantidad, con un nuevo modelo de desarrollo entendido como mejora de la calidad y del reparto solidario y no como el crecimiento. Una nueva economía emergente social y de base, ecológica y cooperativa en todos los ámbitos..

La política del Gobierno de Zapatero no da salida a ninguno de los problemas planteados. Una política de simple caos y de reparto absurdo en todas direcciones donde no se hace más que aumentar el déficit y la deuda pública. Así se apoya a la banca sin contrapartidas , se compensa la construcción y la industria del coche y el modelo viario insosteniblle mientras se dan solo retazos parciales y contradictorios en energías limpias o el coche eléctrico. Lo mismo que en presupuestos de CCAA y Ayuntamientos donde después de aumentar al mismo tiempo el presupuesto del Estado inflado y el de las Autonomías en asfixia al final se recortan las tímidas concesiones y se da una involución junto al PP con el decrépito Tribunal Constitucional..El caos y al final ..ningún problema resuelto y más y más crisis y más deuda y más déficit y el poder a los de siempre. Por no hablar de la pírrica Presidencia Europea sin ninguna aportación cualitativa o el pago público de la aberración Griega sin erradicar las causas especulativas de su génesis.

El consumo energético vinculado a la producción es claramente insostenible y, desde el año 1990, las emisiones de gases de efecto invernadero se han multiplicando por 4 incumpliendo claramente las previsiones de Kioto, las quiebras constantes de la nuclear de Cofrentes, de Ascó, de Vandellós.. son constantes mientras al mismo tiempo sigue aumentando el volumen de cientos de toneladas de residuos radiactivos de alta actividad procedentes de todas las nucleares de España con la insistencia de "comprar" Ayuntamientos para depositar los residuos sin un compromiso firme de cierre y clausura nuclear.

En este día de la Tierra de 2010, Los Verdes, volvemos a exigir un plan y calendario contundente de Energías Renovables para sustituir la actual energía nuclear y del carbono que abra una base decisiva de la nueva economía ecológica y sostenible del futuro y que se acompañe de la paralización de los proyectos de cementerios nucleares mientras no se apruebe un Plan de desnuclearización Total y a plazo fijo.

Los Verdes llamamos a toda la ciudadanía, en todo el tejido social ecologista y defensor de los valores ecosociales y cívicos, a todas las personas que aspiran a una sociedad con democracia real, donde no quepa la corrupción política y económica, donde los derechos de la ciudadanía y la solidaridad efectiva puedan hacer de los derechos ecológicos unos derechos fundamentales permanentes, donde la economía esté al servicio de las personas, conservando y regenerando el Planeta para salir de la crisis y pensar también en las futuras generaciones. Para hacer un gran acuerdo verde en todos los ámbitos para cambiar la brutal crisis actual económica, ecológica y política hacia un futuro de esperanza y de paz para toda la Tierra y la Humanidad.

Des-Tapa, premio

Des-Tapa, premio

El otro día Juan, el de El Altillo, me dijo que se presentaba al concurso "Granada de tapas". Tenía una idea, me la contó: Croquetita de habas con jamón enlatadas, a modo de protesta, con chips de alchofas y brotes de la vega.

Luego me dijo que quería hacer un texto de presentación para ponerlo encima de la tapa, también me contó de qué podía ir. Me pidió que se lo escribiera, porque que si tal y que si cual. Vale le dije, te lo traigo a ver si te gusta.

Ha sido uno de los cuatro premiados, hoy recoge el premio de manos del alcalde. Me dice irónico, ¿quieres que le diga algo de tu parte?, ya se lo digo yo ¿no me has oído esta mañana en la Ser?, le he dado un poco de caña por el asunto del botellón.

Por lo visto, con la exquisita tapa, el texto también fue celebrado.

Es este:

¡Eso es! Des-Tapa y sorpréndete de los sabores de nuestra tierra.

El Altillo tiene su filosofía. Su propia gramática de la creación culinaria. Color, olor y, sobre todo, sabor al servicio de los productos granadinos.

La tapa pide, la tapa protesta por ser vista, quiere ser conocida, degustada.

Conociéndola entablarás una relación amable con nuestra agricultura, con nuestro comercio de proximidad, con nuestra producción ecológica, con lo mejor de nuestro pasado y lo mejor de nuestro presente.

Nuestra filosofía es el respeto por el medio ambiente, por la artesanía y la dignidad del trabajo bien hecho. El futuro.

¡Des-Tapa! ¡Degusta! ¡Disfruta!

La música en vivo es cultura

La música en vivo es cultura

Me tomo la libertad de reproducir aquí el contenido de la octavilla que nos pasaron ayer en Puerta Real personas de la "Plataforma la Música en Vivo es Cultura."

Lo compartiré en facebook, y allí en un comentario fijaré el origen de las responsabilidades políticas. Ni que decir tiene que si lo comparto es por que comparto su contenido:

"La riqueza que supone para Granada su variedad de manifestaciones musicales está fuera de toda duda; pero las dificultades para hacer música en vivo en esta ciudad están aumentando cada día que pasa. Ya sabemos que el problema de fondo es una legislación estatal que obstaculiza los conciertos con exigencias excesivas al aplicar requisitos de “salas de fiestas” a todos los locales; pero la rigidez o flexibilidad de la aplicación depende de cada ayuntamiento, y no cabe duda de que el de Granada tiene una obsesión por perseguir cualquier manifestación musical que se escape de su control. 

Se acumulan las denuncias y cuantiosas multas contra locales que programan conciertos; en esta época de crisis suponen una estocada mortal para los negocios, que incluso acaban en cierre. Por supuesto que el derecho al descanso de los vecinos debe ser compatible con la realización de una actividad cultural como de hecho son los conciertos, se trata de aplicar el sentido común: se está multando a locales por el simple hecho de hacer música sin la licencia específica (en muchos casos se les visita a las 11 para darles la denuncia, no es por un desfase horario). Con esto se consigue el efecto que se persigue: el miedo generalizado en todos los locales al “Me puede tocar a mí”.

Lo mismo se puede decir de hacer música en la calle: la arbitrariedad de que te dejen, o no, actuar en una plaza, logra que todo el mundo esté “pendiente de un hilo”, dócil a la concesión (o no) del permiso que exige la Ordenanza “de la Convivencia”.

Se supone que este recrudecimiento del control en época pre-electoral se hace con la intención de mostrar a los votantes su “batalla contra el ruido”, pero en realidad es una excusa que está llevando al exterminio del tejido cultural que supone la música en vivo en una ciudad como Granada.

Para hacernos oír y para frenar este tipo de medidas se constituye esta Plataforma, como punto de encuentro de las personas que hacen música y de las que la disfrutan: LA MÚSICA EN VIVO ES CULTURA."

La brisa de Actúa Verde

La brisa de Actúa Verde

El sábado día 19 de marzo, entre las 12 y las 15 horas, Actúa Verde estará en Puerta Real. Tendremos una mesa informativa.

Esta ciudad busca el "Instante Preciso" que abra la ventana para que entre el aire limpio, una brisa fresca y pacífica.

Si nuestra ciudad fuera como un bosque habría muchas gentes que entienden que el debate está donde están las necesidades de las personas, y no donde están las ilusiones ópticas de políticos codiciosos y complacientes.

Actuamos contra lo que hay:

- Contra CAPRICHOS ----- CULTURA y EDUCACIÓN
- Contra DESPILFARRO ---- EFICIENCIA y AUSTERIDAD
- Contra INJUSTICIA ------ JUSTICIA y SOLIDARIDAD
- Contra DESEMPLEO ----- ECONOMÍA ECOLÓGICA
- Contra DESIGUALDAD --- EQUIDAD y DIGNIDAD
- Contra PASIVIDAD ----- ALTERNATIVAS y PROPUESTAS
- Contra CONNIVENCIA --- CIUDADANÍA y PARTICIPACIÓN

Ven a conocernos, te esperamos.

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Soy Verdes, eres Verde, SOMOS AHORA

Sobre la ciudad (8 de 8)

Sobre la ciudad (8 de 8)

Sobre la ciudad, y 8

Entre tanto, «el poder político de las ciudades en vez de leyes y normas (ordenanzas municipales) produce visiones y proyectos estratégicos».[2] Las alucinaciones megalómanas de los alcaldables, actúan como ilusiones ópticas; muy útiles para ganar elecciones y, desde luego, para retroalimentar la destrucción de la vida ciudadana y atrofiar la auténtica actividad política, que debería ser la «pasión vital de la ciudad»[3]. Si una ciudad se destruye, se destruye el centro de la política y la política misma; y, si no hay estructura comunitaria que la sustituya aparecerá la barbarie. Cuando la ciudad, que nace completamente desarticulada, demanda servicios públicos de transporte, mejora de las redes de abastecimiento de agua y energía, acceso a las redes de conocimiento, nuevas circunvalaciones, inversiones en seguridad y servicios sociales cada vez más onerosos, los ediles gritan al gobierno autonómico y central demandando dinero e inversiones en seguridad ciudadana. Y es que, utilizadas las plusvalías fiscales por recalificación del territorio en proyectos visionarios, las fiscalidad municipal será cada vez más un instrumento recaudatorio para el parcheo en lugar de un instrumento reequilibrador y mantenedor de la cohesión social.

Cuando más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanizadas, la ciudad no puede declararse inocente de los problemas medioambientales que aquejan a «la tierra herida»[4].

Después de lo dicho, mirando al futuro, y reconociendo que a pesar de todo es la ciudad la madre que nos cobija, donde nos encanta vivir, porque es el lugar con más diversidad de oferta vital, y en el que podemos desarrollar nuestra vida formativa, laboral y de ocio con más garantías de éxito y placer, creo que es posible trabajar para conseguir humanizarla.

Contra la ciudad oferta turística, hemos de reivindicar la ciudad como un lugar para la convivencia, para el estímulo de relaciones solidarias con nuestros conciudadanos y con otras ciudades; amable con nosotros y con quien nos visita. Contra la ciudad compartimentada funcionalmente, necesitamos una ciudad orgánica y mezclada. Una ciudad que no se venda a los grandes grupos inversores en forma de trozos de pastel territorial, de servicios públicos privatizados, o de negocio particular. Una ciudad cuyas instituciones se preocupen no solo por la economía, sino más por la ecología. Una ciudad blanda, con jardines con tierra y árboles de gran porte en ellos y en sus calles. Una ciudad no competidora, que ayude al mantenimiento de la población activa en los pueblos próximos, en los menos próximos y en los lugares lejanos. Una ciudad autocontenida, limitada y no ambiciosa que sepa vivir sin aumentar indefinidamente su Producto Interior Bruto. Una ciudad que no se deje llevar por la «tiranía de tráfico».[5] Una ciudad donde la población se mueva en transporte público energéticamente eficaz. Una ciudad que promueva la eficiencia energética y las tecnologías no contaminantes. Una ciudad que aspire a emitir cero contaminantes y cero aguas sucias, una ciudad que autogestione sus emisiones y efluentes y ponga límite a sus inmisiones y sus consumos. Una ciudad de ciudadanos que aplique el «pensar global y actuar local» de la Declaración de Río de 1992. «Una ciudad de preguntas, y no una ciudad de respuestas.»[6] En definitiva: Una ciudad gobernada por quiénes se ocupan de todos[7] y no por quiénes se ocupan de ellos.

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[2] Paolo Perulli: Ciudad y técnica. Madrid 2005, Revista de Occidente, Nos 275, p. 41.

[3] Raimundo Viejo Viñas:En Guerra global permanente, la nueva cultura de la inseguridad. Madrid 2005, Los Libros de Catarata, p. 101.

[4] Miguel Delibes y Miguel Delibes de Castro: La Tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? Barcelona 2005, Ediciones Destino.

[5] Fernando Chueca Goitia: Op. cit. Madrid 2002, Alianza, p. 208.

[6] Rafael Argullol: Diario El País, 25/09/2004.

[7] Daniel Innerarity: Diario El País, 13/12/2004. ¿Y quién se ocupa de todos?

Ilustración: Azul y gris, de Marck Rothko

Sobre la ciudad (7 de 8)

Sobre la ciudad (7 de 8)

Sobre la ciudad 7

La forma de la ciudad, su tamaño y su densidad previene o genera problemas sociales, económicos o ambientales. El modelo y las necesidades de transporte y movilidad influyen decisivamente en la calidad ambiental. Las ciudades que se hacen dependientes del vehículo privado incrementan su nivel de ruidos, los atascos, el consumo energético, y la contaminación.[1] La necesidad de viales asfaltados para el acceso a las urbanizaciones produce una fragmentación de los ecosistemas sean agrarios o naturales. Las vías de alta capacidad y las carreteras importantes rinden en su diseño tributo a la velocidad y demandan seguridad. Por ello se iluminan indiscriminadamente, se aíslan mediante vallas y se evita la plantación de árboles de gran porte como los que antes sombreaban los caminos. Oigo en la radio una de las últimas grandes ideas en materia de seguridad en el diseño de circunvalaciones y vías iluminadas urbanas: la sustitución de los báculos de las farolas por otros más flexibles que absorban el impacto con menor riesgo para los ocupantes del vehículo en caso de accidente. Otro día, la futura directiva europea que obligará a los fabricantes de automóviles a incorporar un sistema automático de aviso en caso de accidente. De nuevo, más de lo mismo: sigamos corriendo en nuestro propio vehículo y demandemos al estado altísimas inversiones en seguridad vial, y la los fabricantes sistemas de seguridad cada vez más sofisticados. Con lo sencillo que sería limitar de fábrica la velocidad que puede adquirir un vehículo.

Hace tiempo que en nuestra democracia la política real dejó de ser el espacio etéreo en el que las ideas sobre la sociedad se confrontan, para convertirse en el lugar donde se protegen los negocios. El progreso humano, hoy que tenemos los mejores medios tecnológicos para usarlos a favor del beneficio común, es entendido como aquello que favorece el consumo de bienes materiales e inmateriales sin límite. Los indicadores económicos que manejan nuestras clases dirigentes aluden en todo caso a la cantidad de riqueza producida, acumulada y consumida, en tanto abandonan las apreciaciones sobre eficiencia y calidad del proceso productivo, e ignoran la degeneración inducida por el modelo de… ¿Desarrollo? En este contexto, el derecho a disfrutar de una vivienda digna, recogido en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en le 47 de la Constitución Española, se ha convertido en la obligación de padecer la imposibilidad de adquirir una vivienda a un precio que no hipoteque la vida personal y familiar durante decenios. Sobre el bien inmobiliario recaen significados paradójicamente contradictorios. Por un lado es un objeto con pretensiones de durabilidad, de ahí su función como valor de inversión. Por otro es un bien de primera necesidad que el sector de la construcción ha transformado en un producto industrial consumible. Ambos aspectos favorecen su uso especulativo.

La ciudades de hoy están siendo planificadas y forzadas a crecer por el poderoso sector económico de la construcción. Un sector de alta demanda energética y muy intensivo en la utilización de recursos. Un paisaje de gigantescas grúas ha igualado a todos los pueblos de España. Las plusvalías generadas por las constructoras, se reinvierten en suelo y nuevas construcciones en una espiral sin límite y sin sentido. Los PGOUs son instrumentos exclusivamente utilizados para la ampliación de los límites construibles, en lugar de ser instrumentos para la integración de todos los aspectos de la vida ciudadana y para la mejora de la calidad de vida local. La legislación urbanística, además de ser farragosa y críptica para la población, es sistemáticamente incumplida. Las ilegalidades se legalizan con el mero transcurrir del tiempo. Mejorar la calidad de vida urbana en las urbanizaciones que se están construyendo implicará inversiones en regeneración del entramado social y comunitario que se verán hipotecadas por las necesarias para el mantenimiento de redes cada vez más extensas y dispersas, y por el elevado costo de los servicios públicos.

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[1] Michael Buxton: La ciudad ecológica. Madrid 2004, Revista de Occidente Nos 290-291.

Ilustración: Madrid desde las torres blancas, de Antonio López

Sobre la ciudad (6 de 8)

Sobre la ciudad (6 de 8)

Sobre la ciudad 6

Hoy, la mayoría de nuestras ciudades no absorben población suficiente para justificar la enorme demanda de suelo urbano. Crecen por crecer. Se abandonan los centros históricos y se utiliza el bien inmobiliario como inversión segura de capital. La modificación del uso del suelo genera plusvalías que repercuten en los ingresos municipales, pero que requieren inversiones y estructuras de servicios cada vez más caras. La dependencia de los ayuntamientos del sector de la construcción antepone los intereses sectoriales a los intereses ciudadanos. Los centros históricos o tradicionales, deteriorados por la falta de respeto por el pasado y salpicados de aberraciones constructivas en aras de una modernidad de relumbrón, se rehabilitan, en el mejor de los casos, con políticas de recuperación y mantenimiento de fachadas y formas, en tanto sufren una compartimentación interior de las viviendas que, junto con su elevado precio, hacen imposible su ocupación por familias medias. Nuestras ciudades históricas convierten sus cascos antiguos en frenesíes turísticos, o en exclusivos centros comerciales abiertos. En centros hosteleros de día y centros hoteleros de noche. La ciudad pasa de ser un lugar de convivencia y diversidad social a un objeto dedicado exclusivamente a la oferta turística y al mercado. La ciudad en venta y para la venta.

Al mismo tiempo, la imitación del modelo de urbanismo difuso norteamericano, hace crecer las urbanizaciones deslavazadas de la trama urbana. Los promotores presionan sobre los territorios menos abruptos y sobre los más próximos a vías de comunicación; a veces, las tierras preferidas coinciden con las más fértiles. Es bien conocida la expresión “a cinco minutos del centro” o “a quince minutos…”, según el tamaño de la ciudad. En los últimos años, en España, la elevación del nivel medio de renta familiar, favorecido principalmente por la incorporación de la mujer al mercado de trabajo[2], y por la oferta de dinero a interés bajo, consecuencia de la convergencia con parámetros económicos fijados por la U.E., junto con la aceptación social de la propiedad inmobiliaria como un indicador de estatus (al igual que el modelo de vehículo) han actuado de fermentos para fomentar el mercado de la segunda residencia. Este mercado presiona básicamente sobre el litoral. La demanda se ha extendido allende nuestras fronteras, alentada, indudablemente, por la climatología y los eslóganes turístico-comerciales del tipo “Spain, a country under the sun” o “Urbanización con vistas al mar”. Las manchas de urbanizaciones en el territorio interior se corresponden con las franjas de urbanizaciones costeras, productos del mismo modelo destructivo. Pero hay más, no contentos con la destrucción de nuestro litoral en sus dos terceras partes, un nuevo fenómeno ha venido a agravar los problemas medioambientales derivados del uso urbanístico indiscriminado del territorio: las vistas al mar están siendo transformadas por vistas al campo de golf. Así, el uso mercantil y especulativo del suelo y de la propiedad inmobiliaria inunda el territorio de ladrillos, alquitrán y hormigón convirtiendo a las ciudades y pueblos en “no ciudades”, y al resto del territorio en una conurbación residencial llena de unifamiliares, pisos y apartamentos desocupados la mayor parte del año.

Todo crecimiento urbano va obligatoriamente acompañado del crecimiento de las redes. Entre ellas, las redes energéticas, de agua y viarias son las imprescindibles para soportar al resto del entramado de servicios. La dispersión de la población en las conurbaciones dificulta y encarece la implantación de los servicios públicos. La educación, la sanidad, la movilidad, la seguridad públicas se ven dañadas o impedidas. Por otro lado, la descontextualización de las actividades humanas y ciudadanas obstruye la percepción de la comunidad e induce al incremento de comportamientos grupales antisociales (los efectos del botellón son un buen ejemplo de ello). El modelo de ciudad dispersa no tiene en cuenta la necesidad de servicios públicos gratuitos y universales. La ciudad se deshumaniza pasando de ser el centro de la vida en comunidad, la vida humana por excelencia, a ser un lugar en el que se habita y, muchas veces, se sobrevive.

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[2] Es como sí el sector financiero y el de la construcción, en un cálculo preciso, hubieran decidido apropiarse, como mínimo, de uno de los sueldos de la pareja durante varios decenios. El trabajo de los dos miembros de la pareja no ha repercutido sobre la mejora de la educación y las relaciones familiares. El tiempo libre, el de fin de semana y vacaciones, queda obligado para el consumo y las compras necesarias.

Ilustración: Berlín, arte callejero.

Sobre la ciudad (5 de 8)

Sobre la ciudad (5 de 8)

Sobre la ciudad 5

En tanto las industrias manufactureras se deslocalizan, en la ciudad consumista en la que vivimos, la ciudadanía se transforma en masa consumidora. De ahí que las asociaciones de consumidores sean cada vez más influyentes, y que la legislación en materia de consumo sea cada vez más gruesa. No existe aún conciencia de la importancia de está transformación conceptual que afecta al residente de la ciudad. La disminución de la calidad democrática tiene que ver con un decremento de la participación política como ciudadanos y un incremento de nuestras intervenciones como demandantes de servicios y mercancías. El paso de ciudadano a consumidor es un nuevo triunfo del liberalismo económico. Frente a la defensa de la calidad de vida para todos y la igualdad social, aparece la defensa del acceso a las mercancías y la bajada de precios como propuestas indiscutidas por la práctica totalidad del espectro político. Una concepción integradora nunca antepondría la figura del consumidor a la del ciudadano. Los derechos de los consumidores no deberían ser más que derechos ciudadanos compatibles con el derecho a una vida digna del resto de la humanidad y del resto de la comunidad biótica en un medioambiente diverso, saludable y equilibrado. La ciudad de hoy es una entidad voraz. Su crecimiento se debe más al consumo que a la producción. Consumir es un acto inmediato, en esencia no contemplativo, mecánico, individualista. Quién consume no piensa. El consumidor es la antítesis del filósofo, se cree libre para elegir encerrado en los templos luminosos de los grandes centros comerciales. Exigir gasolina barata y «considerar el atiborrarse de langostinos en navidad como un derecho adquirido irrenunciable»[1] son posiciones antisociales, insostenibles y germinalmente totalitarias.

La planificación urbana pretende responder a la necesidad de crecimiento inducida por la fuerza atractiva gravitacional que ejerce la potencia comercial y consumista del mundo urbano. La ciudad siempre crece contra el campo. Así el campo deja de ser naturaleza indómita o lugar agrícola, para convertirse en espacio potencial de urbanización del territorio, un lugar, como si dijéramos, a medio camino entre la naturaleza no intervenida y el mundo del artificio que es hoy la gran ciudad. El soporte del crecimiento físico de las ciudades es el suelo. Durante muchos años no se ha visto el límite de crecimiento de la ciudad, no podíamos intuir, siquiera su existencia. La idea idílica de una naturaleza con abundantes recursos y la inconsciencia de que nuestras actuaciones en el medio natural podían tener efectos negativos en nuestra calidad de vida y en nuestra supervivencia como especie es relativamente reciente, a mediados del siglo pasado algunos pensadores comienzan a vislumbrar las consecuencias nefastas de un racionalismo económico que considera todo lo natural como si no tuviera valor de stock o coste de reposición, y que utiliza la tierra, el agua y el aire como infinitos vertederos de nuestros más variados desechos. Y aquí, en los efectos y la consideración del valor para la vida de la condición de posibilidad que es el medio en que nos desenvolvemos, no hubo distinción entre el racionalismo comunista y el mercantilista.

Empujadas por el modelo desarrollista, las ciudades crecen, y en un proceso mimético, favorecido por la demanda de suelo urbano en sus proximidades, crecen también los pueblos de su entorno próximo. Así, lo que primero se llamó cinturón luego será área metropolitana y, pocos años más tarde tomará el nombre de metrópoli. En este proceso expansivo los diferentes precios del suelo, según las zonas, estratifican el mercado inmobiliario y compartimentan el espacio de las ciudades en función del nivel de renta de sus habitantes. Los barrios vívideros son, desde su origen, burbujas que agrupan franjas de nivel de renta.

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[1] Jorge Riechman: Un adiós para los astronautas. Sobre ecología, límites y la conquista del espacio exterior. Lanzarote-Islas Canarias 2004, Fundación César Manrique, p. 86.

Ilustración: Antígona saliendo de palacio, de Jackson Polock

Sobre la ciudad (4 de 8)

Sobre la ciudad (4 de 8)

Sobre la ciudad 4

Podemos considerar a los estados o naciones como asociaciones de ciudades que ejercen su soberanía sobre el territorio que las circunda y las contiene. Una de ellas será el centro del poder político y ahí radicará su potencial de crecimiento. Con la aparición del estado moderno y su organización territorial, la ciudad queda exonerada de sus límites defensivos, que se desplazan al territorio fronterizo con otros estados-nación. La progresiva desaparición de la verdadera vida salvaje (de los depredadores de gran tamaño), y la exportación de las fronteras, permite el crecimiento de la ciudad con independencia de la función defensiva. Hasta entonces el crecimiento de las ciudades ocurría hacia dentro de la muralla estrechando calles, elevando alturas, ocupando huertas, compartimentando y construyendo arcos habitables apoyados sobre las dos fachadas de la calle; después las viviendas y las actividades urbanas pudieron saltar las murallas de la ciudad histórica.

La tensión entre población y recursos disponibles mantuvo a las ciudades dentro de unos límites. En el siglo XVII el 95% de la población vivía en el campo. Tras la revolución industrial se inicia un camino exponencial de mejora de las redes de abastecimiento y de las tecnologías de extracción y transformación que sienta las bases para la obtención de productos en mercados de ámbito mundial. La colonización militar precede a la política y a la económica que la justifican. Por otro lado, la mejora de la salubridad hace disminuir la tasa de mortalidad y favorece el aumento de la población. El crecimiento de las ciudades ha sido propiciado por el incremento de la esperanza de vida y por la posibilidad de abastecimiento a gran escala. La capacidad tecnológica actual permite el suministro de agua, energía y otros bienes de consumo a megalópolis de más de veinte millones de habitantes. Las mercancías pueden moverse de un lado a otro del globo sin más impedimentos que los meramente especulativos procedentes de los acuerdos de libre comercio. Mientras la energía necesaria para estos desplazamientos sea barata y la mano de obra sufra condiciones de explotación, esto seguirá siendo así. Cuando alguien adquiere un objeto made in China, en un “todo a cien” o en cualquier otro comercio, y piensa en su carga impositiva, en los beneficios comerciales del establecimiento, los de los importadores y los del fabricante, se pregunta qué habrá costado el transporte y qué quedará para las personas que pusieron la mano de obra. Por no hablar el acelerado deterioro medioambiental que están sufriendo los países donde están instaladas las fábricas.

Las áreas metropolitanas, las grandes metrópolis aparecen como consecuencia de que la ciudad es un vórtice atractivo de actividades humanas, industriales, comerciales y, hoy más que nunca, de oferta consumista. Incluso los productos artísticos están empezando a exponerse en lugares llamados contenedores culturales. Son continuadores de los museos. El nuevo nombre añade el matiz del embalaje para la oferta turística de masas. La «magia del contenedor»[13] ejerce el efecto atractivo del envoltorio. En los países ricos las ciudades que crecen son las consumidoras. En zonas y países pobres todavía se producen crecimientos por implantación de actividades industriales. Esto es así porque a la industria le da cada vez más igual el lugar de asentamiento. La fuga de fábricas de los países industrializados es lo que se denomina deslocalización. Se busca terreno a buen precio, regalado en muchos casos, acceso a redes y disponibilidad de energía, agua, mano de obra barata y lugares para emitir desechos con facilidad; en definitiva legislación territorial, laboral, de protección de la salud y medioambiental laxa o inexistente.[14]

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[13] Humberto Eco: El museo en el tercer milenio. Madrid 2005, Revista de Occidente Nos 290-291.

[14] La industria, para su fábrica automatizada, sigue sin necesitar ciudadanos, necesita obreros descualificados o de baja especialización.

Ilustración: Emergen de la noche gris. de Paul Klee.

Sobre la ciudad (3 de 8)

Sobre la ciudad (3 de 8)

Sobre la ciudad 3

Las primeras ciudades fueron el centro de la política, del pensamiento y de la ciencia, productoras de conocimiento y de manufacturas. Como un ser vivo la ciudad necesitaba absorber alimentos del entorno para mantener su actividad, su metabolismo. Para ello, era necesario el establecimiento de canales de abastecimiento de agua y otros insumos, y de vías de evacuación de los desechos. La afluencia y efluencia de mercancías, energía, agua y detritos permitió a parte de la humanidad vivir sin salir de los límites de la ciudad.[9] La disponibilidad de canales de suministro de materias primas, –de redes incipientes–, convierte a las ciudades en lugares ideales para la producción de manufacturas transformándose así en centros de producción y lugares de consumo concentrado. El principal efluente de una organización ciudadana vino a ser el conocimiento sustanciado en los productos que ofrece y envía a los mercados de otras ciudades, sean estos materiales o inmateriales. Consumo y producción son los dos ejes entorno a los que crecen las ciudades.

En tanto antes de las existencia de las ciudades las gentes salían de los asentamientos humanos para procurarse el alimento y otros bienes, y para intercambiar sus mercancías, con la aparición de la ciudad, –lugar de asentamiento con vocación de permanencia eterna,– es posible la estructuración de redes que permitan el flujo hacia ella y desde ella hacia otras ciudades. De este modo, aparece lo que hoy, después de unos cuantos milenios de historia de la ciudad, es una de sus características indiscutibles: su dependencia de las redes; sean estas de transporte, de agua potable o de evacuación (pluviales, fecales, industriales), de electricidad, de recogida de residuos, sanitaria, educativa, de telefonía, mediáticas, o la última, la red por excelencia, la web.[10] De algún modo la ciudad es una malla de flujos en cuyos intersticios se encuentran las edificaciones y otros espacios de utilidad comunitaria.[11] Las redes obligan y permiten, a un tiempo, la organización de la ciudad. Los habitantes de una ciudad amparados en sus redes viven con cierta despreocupación por la intemperie y la alimentación, y disponen de canales organizados de comunicación e intercambio, liberando tiempo para ocuparlo en otros menesteres diferentes de los de la vida agraria, más natural, pero también más arriesgada y menos cómoda.

Por ello, el ser urbano que vive dentro de los límites de la ciudad, percibe la naturaleza exterior como alejada e ilimitada. Vivir en ciudades atrofia la capacidad de vivir en plena naturaleza con medios sencillos.[12] La naturaleza se separa de nuestras vidas convirtiéndose exclusivamente en una fuente de recursos de los que podemos apropiarnos con todo derecho, además de devenir un lugar paisajístico. La manufactura industrializada y el aspecto exterior de las mercancías aleja la percepción de que están hechas de materias primas recolectadas en el medio ambiente. La sofisticación de algunos productos alimenticios en su forma y su embalaje consigue ocultar su origen orgánico. La educación ambiental en la escuela intenta contraponerse a esta visión desnaturalizada de la realidad, pero no cabe duda que, en el marco de sus actividades, se acude a la naturaleza como espectador para volverle de inmediato la cara y regresar a nuestro refugio urbano.

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[9] Hoy podríamos vivir sin salir de los límites de nuestra vivienda conectados con el mundo exterior por las redes que nos permiten alimentarnos, trabajar y conocernos sin movernos prácticamente de nuestro domicilio.

[10] El asalto bélico a una ciudad se iniciaba cortando las redes de suministro y sitiándola. En la actualidad, la caída de cualquier red provoca una situación caótica con consecuencias impredecibles; son avisos del grado de dependencia  que tenemos de los sistemas de suministro y evacuación (fluencia y efluencia), sean estos materiales o inmateriales, de mercancías o de conocimiento.

[11] Las redes virtuales pueden permitir relaciones propias de la ciudad sin dependencia del territorio físico. Movilizaciones ciudadanas de carácter mundial pueden ser favorecidas por la web y la telefonía móvil.

[12] Hoy nuestra supervivencia en situaciones naturales de riesgo depende del teléfono móvil y del acceso a las redes de telefonía de emergencias, 112 en Europa y 911 en los EE.UU.

Ilustración: Los mejores momentos, de Gonzalo Torné

Sobre la ciudad (2 de 8)

Sobre la ciudad (2 de 8)

Sobre la ciudad 2

En la actualidad, los efectos de la manipulación técnica de la naturaleza son la más elocuente manifestación de nuestra radical huida de la misma. El proceso de despedida de la condición animal del homínido comenzó en el momento en que aparecen en él los primeros síntomas de humanidad. Los éxitos científicos, fundamentalmente en el terreno de la ingeniería, las telecomunicaciones, la computación y la genética molecular, junto con el desarrollo espectacular de la medicina y la química farmacéutica, han propiciado que vivamos ignorando nuestra esencial animalidad. Y, verdaderamente, tenemos motivos para ello. «Puede que el poder de la mente sobre los genes supere al de los genes sobre la mente»[3]. El tiempo evolutivo podría quedar reducido a una premeditada intervención químico-quirúrgica sobre la materia viva, expulsándonos definitivamente del reino animal y situándonos en la esfera de la creación.

No hay duda que una ciudad representa una modificación radical del territorio. La transformación antrópica de la superficie de la tierra se inicia en el neolítico cuando los bosques se queman sistemáticamente para conseguir tierras de cultivo y se domestican algunas especies animales. Lo que llamamos civilización es producto del camino recorrido desde entonces hasta la actualidad. La agricultura, la ganadería, las primeras técnicas para la conservación de alimentos, y la posibilidad de construir edificios y otros elementos consistentes y perdurables permitieron la aparición de las ciudades a partir de las primitivas aldeas. Estas ciudades necesitaban del campo circundante para la obtención de los productos de primera necesidad: agua, alimentos, materias primas y combustible. La capacidad de transporte de bienes y la productividad del entorno próximo frenaban su crecimiento.[4] Las características del medio natural, la climatología y los materiales disponibles, por decirlo de algún modo, al alcance de la mano, condicionaban las tipologías de la trama urbana y de sus edificaciones. De este modo, la forma del territorio, los ciclos estacionales, y los productos naturales de los ecosistemas próximos, junto con las necesidades de intercambio de bienes materiales o inmateriales y la demanda de seguridad y bienestar configuró la estructura de las primeras ciudades.

Pero, ¿que es una ciudad? La ciudad supuso, desde luego, una mejora sustancial del primitivo refugio de la naturaleza y de los enemigos. Ni la cueva ni la aldea son ciudad, pues aún no hay membrana sólida de separación: muralla, foso, o barrera natural vigilada. La ciudad nace como un avance en los mecanismos defensivos de la comunidad o tribu, supone un paso decisivo para huir de los peligros que acechan en la naturaleza. Pero ocurre que este perfeccionamiento técnico permite la aparición de nuevas relaciones sociales cooperativo/defensivas, que engendrarán instituciones políticas y administrativas.[5] Desde su origen, la ciudad, lleva el germen del estado, de las leyes y de la ciudadanía. El orden conocido que engendra una ciudad por confrontación con la imprevisibilidad de la naturaleza la convierte en un foco de atracción para las gentes. En ella la vida cotidiana es, más que en ningún otro lugar, un conjunto de relaciones sociales.[6]

Una ciudad vendría a ser como un cerebro en el que cada habitante es una neurona.[7] Sus habitantes, como las neuronas en el cerebro, pueden realizar funciones especializadas. Pero el cerebro necesita un continente, un cráneo. Solo podemos considerar un asentamiento humano como ciudad cuando sus límites físicos están definidos por la densidad de sus construcciones. Una ciudad es un espacio físico limitado con cierta densidad humana en el que se realizan una gran variedad de actividades entre las que las agrarias no han sido nunca las principales.[8]

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[3] Edgar Morín: La identidad humana, el método V, la humanidad de la humanidad. Barcelona 2003, Ediciones Cátedra, p.291.
[4] Lewis Mumford: Historia natural de la urbanización. Chicago1956, p. 3 y ss.www.habitat.aq.upm.es/boletin/n21/almum.html
[5] Lewis Mumford: Op. cit.
[6] Fernando Chueca Goitia menciona a Julián Marías en: Breve historia del urbanismo. Madrid 2002, Alianza, p. 41.
[7] Steven Jhonson: Sistemas emergentes, o que tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Madrid 2003, Turner-Fondo de cultura económica.
[8] Por el contrario una conurbación es un espacio urbanizado sin límites definidos, al estilo de la construcción de ciertas ciudades americanas que crecen en el entorno de la línea de las carreteras o autopistas, o en cualquier lugar de la naturaleza comunicado con estas vías. Los centros de consumo se sitúan en los nodos de interconexión de las rutas del automóvil, el tamaño de estos centros comerciales depende de la importancia y densidad de circulación de las vías que se interconectan. Las urbanizaciones nacen como meros lugares de residencia, son lo que se dio en llamar ciudades dormitorio.

Ilustración: Poniendo el mundo boca abajo, instalación de Anish Kapoor en Kensintong Gardens

Sobre la ciudad (1 de 8)

Sobre la ciudad (1 de 8)

Inicio ocho entregas, para no hacer unos posts demasiado extensos. Este texto ya lo he publicado en otras web y está inserto en el trabajo que hice con mi amigo Jesús García Ecología Ciudadana.

Sobre la ciudad 1

Vivimos en un mundo urbanizado. Pudiera decirse que allá por donde un ejemplar de la especie humana se pasea, un halo de urbanismo recorre el espacio como una sombra. El entono urbano por excelencia es la ciudad, aunque hoy día no haya lugar sobre la tierra, desde el Everest hasta el mar (y más al fondo), donde no se observen señales de “civilización”. La ciudad es un producto de nuestra capacidad técnica. La primera función de la técnica consistió en facilitar las duras tareas de la vida cotidiana, de la caza y de la guerra. «La técnica es lo contrario de la adaptación del sujeto al medio, puesto que es la adaptación del medio al sujeto»[1], adaptación que se realiza no solo para vivir, si no para vivir bien.

En el siglo I a.C., el arquitecto romano Marco Lucio Vitruvio, relató de forma fabulada la aparición de las primeras sociedades, el origen de las edificaciones y de los progresos de la humanidad, como consecuencia del descubrimiento del fuego y del agrado de su calor. Dice Vitruvio:

«Los hombres, primitivamente, nacían como las fieras, en las selvas, en los bosques y en las cuevas, y pasaban su vida alimentándose con  los frutos naturales de la tierra. Y ocurrió que en un determinado lugar, unos árboles que estaban muy juntos los unos contra los otros, agitados por un viento tempestuosos, al rozarse unas ramas con otras, se encendieron: y entonces los que estaban en las proximidades, aterrados por la violencia de las llamas se pusieron en fuga. Pero poco después, mitigado el fuego y recobrada la tranquilidad, se fueron aproximando, y dándose cuenta de que aquel calor templado era una gran comodidad, añadieron leña, mantuvieron el fuego, y llamando a otros hombres por señas les dieron a entender los provechos que podrían obtener del fuego. En aquellas reuniones, los hombres, al principio lanzando diferentes sonidos unos de una manera y otros de otra, fueron de día en día creando vocablos; luego, empleando los mismos sonidos para designar las cosas más usuales, comenzaron por casualidad a hablar, y así formaron su idioma.

Por tanto con ocasión del fuego surgieron entre los hombres las reuniones, las asambleas y la vida en común, que cada vez se fueron viendo más concurridas en un mismo lugar; y como, a diferencia de los demás animales, los hombres han recibido de la naturaleza el privilegio de andar erguidos y no inclinados hacia la tierra y el poder de contemplar la magnificencia del mundo y de las estrellas; y secundariamente, la aptitud de hacer con gran facilidad con sus manos y los órganos de su cuerpo todo cuento se proponen, comenzaron unos a procurarse techado utilizando ramas y otros a cavar grutas bajo los montes, y algunos a hacer, imitando los nidos de las golondrinas con barro y ramas, recintos donde poder guarecerse. Luego, otros, observando los techos de sus vecinos y añadiéndole ideas nuevas, fueron de día en día mejorando los tipos de sus chozas. Y como los hombres son por naturaleza imitadores y dóciles, haciendo alarde cada día de sus nuevas invenciones, se mostraban unos a otros la mejora de sus edificaciones, y ejercitando así su ingenio fueron de grado en grado mejorando sus gustos…

Habiendo sido estos, pues, los principios….fueron elevándose gradualmente de la construcción de edificios a otros conocimientos y prácticas de las restantes artes, pasando de una vida inculta y agreste a otra pacífica y estable…

Después, merced a continuas experiencias y a estudiadas observaciones…, y dándose cuenta de que la naturaleza les suministraba con manos espléndidas madera y toda clase de materiales de construcción, se sirvieron de ellos, los aumentaron con su cultivo, y de este modo acrecieron con el auxilio de las artes las comodidades y delicadeza de la vida humana.»[2]

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[1] Ortega y Gasset: Meditación de la técnica. Madrid, 2000, Alianza Editorial, p. 31 a 34.

[2] Marco Lucio Vitruvio: Los diez libros de la arquiectura. Libro segundo, Capítulo primero, “De la vida de los hombres primitivos y de los principios de la humanidad, así como del origen de los edificios y de sus progresos”. Barcelona, 1997, Iberia, p. 35 a 38.

Ilustración: La danza de Henrie Matisse

Juantxo en Copenhague

Juantxo en Copenhague

Quiero escribir sobre la acusación de allanamiento de morada (de la reina), por parte del estado danés (su fiscalía), contra los activistas de Greenpace, por colarse(sin permiso) en la cena de mandatarios, que a la finalización de la cumbre del clima en diciembre de 2009 (fracasada con impunidad), se celebraba (para no celebrar nada).

Como no quiero repetirme, o no se me ocurre nada, o me parece que todo el mundo sabe la gravedad planetaria y humana de las consecuencias del cambio climático, voy a reproducir un poema de Juan Carlos Mestre, del libro La Casa Roja, titulado Lysístrata en Copenhague.

Está escrito mucho antes de los sucesos que llevaron a Juantxo López de Uralde, Nora Christiansen, Christian Schmutz y Joris Thijssen a la cárcel durante 21 días de navidad y ahora a una acusación por allanar el palacio de la reina Margarita II. Pero, como algún artista respondió (ahora no recuerdo quien), cuando le preguntaron que qué significaba su obra, "ya significará algo."

Lysístrata en Copenhague

Hace por lo menos dos mil años que ocurrió la guerra del Peloponeso
Una tristeza como otra cualquiera que dejó a Atenas sin hombres.
Sólo se veían mujeres por las calles, mujeres en el teatro, mujeres en el supermercado.
Una de ellas se llamaba Lysístrata, algo melancólica y propicia al escándalo.
El caso es que estaba hasta la coronilla, rodeada de perrillos y ancianos.
Los atletas caían en el combate, los amantes no regresaban de la oscura batalla.
La muerte, sollozaba Lysístrata, no es la mejor ocurrencia de los ciudadanos clásicos.
Una noche tuvo un sueño y se lo contó a las viudas de Atenas.
Se enfrentó a los arqueros, se enfrentó a los magistrados, se enfrentaron a los cobardes.
¡Por Diana de Táuride! ¡Dejad las armas y regresad a la ciudadela!
Los hombres hicieron caso por la cuenta que les corría, y triunfaron las asambleístas.
¡Venus nos asista! Exclamaban al arrojarse en sus brazos los de la opción a, que representa a la juventud.
¡Por todas las diosas! Invocaban por un asunto de método los de la opción b, al contemplar la desnudez de su amor.
Hace por lo menos dos mil años que ocurrió la guerra del peloponeso.
Como ya suponía Lysístrata, a falta de un buen final,
hoy concluye en Copenhague esta historia.

DIEZ + 1 ¡afronta EL RETO!

DIEZ + 1 ¡afronta EL RETO!

Recuerdo de memoria una cita de John F. Kennedy, antes de ganar las elecciones a Richard Nixon en 1960. Seguro que no es literal pero vino a decir lo siguiente:

"No afronto este reto por que sea fácil, si no porque es difícil."

El reto de Los Verdes en Granada no es fácil. Queremos seguir luchando por una Granada distinta, con más empleo, con más justicia social. Queremos conseguir en las elecciones del 22 de mayo, por primera vez en las historia de Andalucía, un concejal verde en una capital de provincia, sin alianzas. Necesitamos tu ayuda.

Es la hora de la verdad. La sociedad está cada vez más concienciada de que la ecología política alberga las direcciones estratégicas para afrontar los principales problemas urbanos. Empleo, desigualdad movilidad, déficit democráticos, gasto irracional, salud ambiental, seguridad, entre muchos más.

Necesitamos ser más para que seamos ahora. Por eso te proponemos un reto. Un reto para que pases a la acción, para que no te conformes con lo que hacen los partidos de siempre. Para que la gente confíe en Los Verdes como lo está haciendo ya en muchas, muchísimas ciudades europeas.

DIEZ + 1

Queremos hacer historia, y queremos hacerla contigo. SOMOS AHORA.

Se trata de que, para las elecciones municipales del 22 mayo de 2011, consigas 10 votos a Los Verdes entre las personas que más conoces (amigas, amigos, familiares) más 1 voto de una persona desconocida.

Es un pequeño esfuerzo que, sin duda, valdrá la pena.

Haz algo bueno por Granada. Consigue DIEZ+1 votos para Los Verdes. Consigue un concejal verde. Consigue que se escuche nuestra voz. Consigue una ciudad mejor.

DIEZ + 1
¡Afronta el reto!

Soy Verde, eres Verde, SOMOS AHORA

Empleo y medio ambiente

Empleo y medio ambiente

La sensibilidad medioambiental es cada vez mas elevada. La advertencia ecologista sobre las consecuencias de nuestras acciones, denostada y ridiculizada, ha cobrado un valor político de primera magnitud. Lo que en un principio sonó como hipótesis agorera, se ha confirmado como un conjunto de  evidencias científicas indiscutibles (cambio climático, contaminación atmosférica, desaparición de biodiversidad, alteración de ciclos naturales, empleo miserable, crisis alimentarias,...).

La ecología descubre una obviedad: el medio ambiente es nuestra condición de posibilidad, nuestro patrimonio común. Mantenerlo en condiciones saludables es una necesidad humana, un bien social y un valor cultural en auge para el tercer milenio.

La ecología está hoy en el centro de todos los debates ciudadanos: urbanismo, movilidad, zonas verdes, participación democrática en las decisiones, corrupción política, salud, turismo, campos de golf, destrucción y expropiación tácita de los centros históricos, consumo, educación y solidaridad.

La verdadera oposición ideológica al modelo desarrollista, consumista y productivista que está condicionando nuestra vida proviene hoy del campo de la ecología ciudadana. Es cada vez mas difícil engañar a la población con la mitología del crecimiento económico indefinido y el cambalache de empleo precario por destrucción territorial, ambiental y social.

Pero además, no es cierto que el respeto medioambiental vaya contra la generación de empleo, si bien es posible que vaya contra la acumulación de la propiedad y el capital en unas pocas manos. Los grandes negocios se apropian de todo y nos convierten en trabajadores precarios, consumidores insatisfechos o ciudadanos ansiosos deambulando por los aclimáticos centros comerciales.

Ee empleo medioambiental, es el que está relacionado con el ambiente rural, con la la naturaleza menos intervenida, y también aquel empleo urbano o industrial que actúa en procesos productivos que son energéticamente muy eficientes, utilizan energías renovables en un alto porcentaje, recoge productos de entrada considerados por otras industrias como desechos, minimizan sus demandas de materiales y sus residuos sólidos, depuran sus emisiones, cierran ciclos. Además no deben ser molestos en la zona en la que se implanta, sus insumos proceden preferentemente de las redes de comercio de proximidad, las relaciones laborales son justas, igualitarias y seguras creando empleo de calidad. Es de este modo como el empleo medioambiental aporta beneficios individuales y colectivos.

Un profesional del medio ambiente queda de este modo definido por el proceso productivo en el que participa: Si el proceso es sostenible, en un sentido ético y medioambiental, entonces el trabajador sea especialista o no es un trabajador del sector medioambiental.

Novecento Verde

Novecento Verde

La foto de arriba se hizo durante la campaña electoral de las municipales de 2007 en Granada. El acto reivindicaba un diseño urbano más amable, menos despilfarro en obras faraónicas, más urbanismo bioclimático, más respeto por la ciudad.

Se hizo en la Avenida de la Constitución, donde antiguamente estaba el bulevar mas regio e importante de Granada, sacrificado por el desarrollismo de los 60. Aún viven algunas de las mujeres que se encadenaron a los árboles de gran porte que crecieron allí durante una centuria y fueron talados por el último alcalde franquista. Fue una causa ecologista, el poder de la época trató a esas mujeres de locas.

El nuevo diseño de la avenida se hizo duro, de líneas puras, con alcorques ínfimos donde nunca creceran árboles de sombra y con un aparcamiento abajo como un gigantesco sarcófago.

Pero voy a lo de la foto. Nunca fue planificada. Puse orden en la composición. No se me ve. Sobre la marcha pensé que podíamos emular la foto de Novecento de Bertolucci, y así salió. Sé que un fotógrafo de IDEAL dispone de una toma aún mejor. Se publicó también en el 20 minutos.

Entonces Los Verdes se aupó al cuarto puesto electoral. No se consiguió ningún concejal. Volvió a funcionar el voto útil en los tiempos en los que ZP mentía compulsivamente. Ahora la mentira se ha desvelado certera. También se ha desvelado la oposión lánguida del PSOE al gobierno del PP, tras la huída de varios concejales que figuraban en puestos relevantes. Entre ellos el cabeza de lista, Javier Torres Vela, que llegó como paracaidista a Granada tras ser presidente del parlamento andaluz. No aguantó la derrota contundente. Y es que para ganar hay que saber perder.

Recuerdo esta foto y la imagino como el principio de lo que puede ocurrir en Granada. Que por primera vez Los Verdes consigan concejales.

Un novecento Verde.

SOMOS AHORA.

Mujeres y transporte público

Mujeres y transporte público

Esta mañana, durante un trayecto en autobús urbano, noté que viajabamos más mujeres que hombres. Conté por géneros, me salieron 42 mujeres y 11 hombres. Un 79% frente a un 21%.

No se puede deducir ninguna respuesta de ese instante, no sería científico. Pero sí se puede enunciar una pregunta. Me gustan más las preguntas que las respuestas.

¿Qué distribución por géneros se da en el transporte público urbano? Este estudio no sería dificil de hacer. Sus resultados podrían ponerse en relación con la distribución por generos en el uso de la moto, el coche, la bici y los pies.

Aproximadamente el 80% del espacio público en nuestras ciudades está dedicado a infraestructuras para el automóvil. El automóvil es usado a diario por aproximadamente un 20% de la población. Esto querría decir que las inversiones en infraestructuras viarias para el coche van dirigidas a menos gente y, tal vez, de esa menos gente la mayoría son hombres.

Gente joven sin automóvil, personas mayores y mujeres, si evaluamos el impacto de genero, son discriminadas en la distribución de dinero publico en materia de movilidad. Aventuro esta conclusión.

Concurso de ideas Auditorio Bioclimático

Concurso de ideas Auditorio Bioclimático

El mundo del rock, en todas sus manifestaciones y tendencias, del jazz, del flamenco, de toda la diversidad de ritmos que nacieron en el siglo pasado, y aún continúan naciendo, ha contribuido al crecimiento de valores universales indiscutibles. Libertad, igualdad, equidad, tolerancia, multiculturalidad, entre los grandes.

La potencia creadora de estas manifestaciones culturales ha influido y se ha retroalimentado de otras manifestaciones artísticas. Literatura, poesía, pintura, escultura, han creado de la mano del jazz, del rock y del flamenco, un patrimonio universal imprescindible.

Pero también, desde el punto de vista de la ecología, supone una aportación de valor productivo, muy desmaterializado, una industria cultural que es poco dependiente de materias primas y combustibles, y muy intensiva en la ocupación de personas. La diversión rockera es riqueza humana y contención ante la destrucción.

El grupo Actúa Verde ha convocado un Concurso de Ideas para definir el Auditorio Bioclimático Zaidín Jazz-Rock. Una metáfora de que Granada puede ser algo más que incienso, pasodoble y polilla. Plantea el concurso como un modelo piloto para la participación ciudadana y los equipos multidisciplinares. Defenderemos su resultado en la campaña electoral, y, si alcanzamos la Plaza del Carmen, lo defenderemos desde dentro de la institución municipal.