¿DÓNDE ESTÁN LOS VERDES?

Esta sencilla pregunta, que titula esta entrada, aparece en muchas cartas al director de los diversos medios gráficos. Denuncias y comentarios de las lectoras y los lectores, de radio oyentes, acaban con este lamento simbólico. No puedo evitar cada vez que la leo o la oigo esbozar una sarcástica sonrisa.

Cuando se produce un atentado urbanístico o ambiental mucha gente se acuerda de Los Verdes y reclama su aparición, como si se tratara del séptimo de caballería, para poner orden o abanderar la causa agredida. Árboles talados, parques abandonados, la destrucción de medianas  y vegetación por el paso del futurible metro, un episodio de polución, el ruido infernal o un río donde habita el olvido, reclaman un Quijote o una Ondina verde.

Si embargo, en palabras de un ministro francés de medio ambiente, lo verde es electoralmente insignificante. La gente se acuerda de Los Verdes como de Santa Bárbara, solo cuando truena, y olvidan lo que significa el concepto de responsabilidad social a la hora de votar. Los ejemplos de alcaldes y partidos entregados a la especulación inmobiliaria que ganan con mayorías absolutas abrumadoras así lo demuestran.

Ciegos son los que no quieren ver.