La plaza de la libertad encarcelada
La plaza de la libertad en Granada, se llama así porque fue donde Mariana Pineda fue ajusticiada por defender la causa liberal, allá por el primer tercio del siglo XIX.
La Mariana, como se conoce en Granada a la heroína de la libertad, murió a garrote vil por no delatar a sus compañeros que luchaban contra el absolutismo y el rey tonto que fue Fernando VII.
Ahora nuestro querido alcalde ha reciclado las rejas de la antigua cárcel de Granada para cercar la plaza y cerrarla por sus tres entradas. Para eso sí sabe reciclar. Se ampara en quejas vecinales de perros, mendigos y botellón.
Conozco la plaza, bien que la conozco, y puedo asegurar que no es para tanto. Botellón no existe, perros algunos con sus dueñas y dueños, y mendigos bien pocos.
Cuando se han abandonado las soluciones no agresivas, no criminalizantes, aparecen las soluciones fáciles.
En Granada son escasísimos los lugares para perros. Es una consecuencia directa de la escasez de zonas verdes y espacios verdes periurbanos.
En Granada las políticas sociales, de integración, de lucha contra la exclusión social son nulas, y cuando las hay son violentas.
En Granada la policía local está dedicada al tráfico infernal y solo se pasea por el centro cuando hay fiestas, semanas santas y navidades.
Resulta evidente que por cerrar una plaza no se acabará con los problemas, solo se trasladarán a otro sitio. Es el tipo de política que el fascista, populista, Jesús Gil llevó a cabo en Marbella. El gobierno del PP la imita y sigue cercando la libertad hasta encarcelarla.
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