Granada tolerante
Este texto lo escribí hace algunos años, un puñado, en 2003. Se publicó en La Opinión de Granada, un dos de enero como hoy. El contenido sigue vigente, esta ciudad es más estática que dinámica.
Lo traigo aquí, porque estaría muy bien que este día de fiesta local en Granada se cambiara por el del 26 de mayo, Día de Mariana Pineda, heroína de la libertad.
Granada Tolerante
La dignidad es una medida subjetiva de la calidad humana de nuestros actos; por el contrario, el honor sólo se explica en función de un juicio externo. Nuestras acciones son honorables por comparación con los estándares sociales o morales dominantes. La dignidad es íntima, la honorabilidad es pública.
Fernando Valderrama, ex embajador de España en Irak, y premio Granada Abierta a las Culturas por su digna postura contraria a las posiciones del gobierno español sobre la agresión al pueblo iraquí, definía hace unos días en la Fundación Euro Árabe la palabra tolerancia como una conjunción de dos vocablos: alteridad y consideración. Esto es, reconocer la existencia de nuestra humanidad en la diversidad de los otros, y valorar, sin desprecio, su situación en la diferencia, cuanto más, en la inferioridad.
Desde esta perspectiva, celebrar victorias podrá ser honorable, complace al ego colectivo y sustenta la tradición moral de los vencedores; nuestro honor se afirmará en la humillación del vencido. Sin embargo, divertirse festivamente con los otros, estén o no presentes, supone un acto de noble audacia. El honor es guerrero, la dignidad es valiente.
Los Verdes participa en la plataforma Granada por la Tolerancia porque creemos que no hubo, ni habrá, motivos para celebrar enfrentamientos belicosos por trascendentes que éstos hayan sido. Porque por encima de credos y creencias deberían estar los derechos humanos. Porque no hay triunfo sin derrota. Porque la actitud vital más considerada es la de estar con el vencido, con el diferente, con el otro. Porque nos gusta la fiesta y la diversión y ésta no puede justificarse sobre la altanería y el desprecio. Por esto creemos que la Fiesta de la Toma debe pasar a ser El Día de las Culturas, eliminando de ella cualquier connotación de ardor guerrero.
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