15M, esperanza contra desencanto
La ecología política lo advirtió, como tantas otras veces, la crisis actual es de límites. Es una crisis de base ecológica. El sistema capitalista de mercado, entregado al expolio durante décadas, está dispuesto a morir matando. Las políticas ultraliberales nos metieron en una crisis económica, social y ambiental, una crisis de la democracia, por tanto una crisis civilizatoria.
La socialdemocracia en España, con ZP al frente, negó el problema, lo aceptó después a regañadientes, falló en las soluciones, y finalmente se entregó a los mercados, recortó derechos sociales y desequilibró fuertemente la capacidad de negociación entre capital y sociedad. Los sindicatos de clase (sin clase) confundidos y, en cierto modo acomodados, también esperaban que escampara y negociaron a la baja, negociaron y negocian retrocesos.
El proceso de destrucción de la democracia ha caminado imparable amparado por un sistema electoral que impide la manifestación de la diversidad, que no da voz a quienes albergan nuevas perspectivas, nuevas utopías, nuevos horizontes políticos colectivos. El sistema electoral amparado por PP y PSOE, y del que se benefician PNV y CIU, ha desequilibrado la democracia hacia un modelo donde los desequilibrios territoriales también son manifiestos. Andalucía está profundamente herida.
El pensamiento crítico estaba enquistado en lugares recónditos, en los espacios digitales y virtuales, y en los estantes de las librerías. No estaba muerto, esperaba, como siempre, la brecha por la que inundar de nuevo la escena política.
Democracia Real Ya, con su movilización 15M, ha fracturado la desidia. Veo tres enormes virtudes, un riesgo evidente y una preocupación. Pero sobre todo lo que veo es esperanza, veo política en estado puro.
Por una lado el propio nombre, Democracia Real Ya, indica que la democracia se acepta como la mejor de las formas de organización política (no hay vuelta a la barbarie, no hay guiños al populismo), se pide más y mejor democracia, se dice que son las personas las dueñas de su futuro. No es un movimiento antipolítico, como le hubiese gustado a la derechona española.
Por otro, la expresión indignados refleja con absoluta claridad que lo que se está expoliando, tras expoliar el pasado, el presente y el futuro, es el la dignidad de las personas, el derecho a una perspectiva vital autónoma en libertad.
La plaza pública ha sido tomada, en el momento más inoportuno para los partidos de siempre, para la política basura, para el mercado de los engaños. Ahí se abren los debates, se dialoga, se activa el pensamiento crítico. Era absolutamente necesario salir del letargo. La olla se calentaba y parecía que no pasada nada, pero se alcanzó el punto de ebullición y todo ha sido un hervor. Así es como emergen los procesos de cambio en el mundo entero. No hay vanguardias dirigentes organizadas en aparatos de partido, es la ciudadanía la que rompe la tapa de contención de la libertad.
El riesgo evidente es la manipulación a la que ya está siendo sometido el movimiento 15M, la mediática, la de los partidos tradicionales, con un PP que quiere lanzarlo contra el gobierno, mientras, no solo se salva, sino que sus perspectivas electorales nos anuncian más y peor de lo mismo. Entre tanto no faltarán los titulares intimidatorios, la criminalización del alegato democrático. Ahí está en Madrid la Sra. Esperanza Aguirre, o en Valencia el Sr. Camps, subirán en votos y en escaños quienes quieren seguir por la senda ultraliberal poniéndonos a sus pies, quienes son populistas y quienes están en el vórtice de la corrupción política y en el origen de la enfermedad social y democrática. El 22M, la derecha, que ha entendido cómo funciona la democracia, votará a golpe de tambor y fanfarria, y triunfará.
Pero esto ya no va a tener vuelta atrás, del 15M, surgirá una nueva agenda política un nuevo horizonte utópico que piense en lo colectivo, hay ahora, por fin, motivos para la esperanza.
Otros post que pueden interesarte son:
BASES POLÍTICAS PARA UN GREEN NEW DEAL EN ANDALUCÍA
0 comentarios