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Blog de Mario Ortega

Matisse y la Alhambra

Matisse y la Alhambra

Esta mañana estuve en la exposición Matisse y la Alhambra. El hallazgo hace dos años de la firma del pintor en el libro de visitas del monumento ha sido la excusa para organizar la muestra. Granada necesita muchas excusas como esta. Necesita un centro cultural de arte moderno y contemporáneo que albergue anualmente un buen puñado de excusas. El Guerrero y el Damián Bayón están bien, pero hace falta algo aún más contundente, más interactivo, más abierto al uso.

Para hablar de arte no me siento especialmente autorizado. Sí, tal vez, para decir algo sobre la experiencia artística. Cuando voy a una exposición no soy observador, soy espectador, una mirada predispuesta al deleite. El detalle, lo analítico, es para especialistas, aunque a veces también me da por ahí, sobre todo cuando encuentro el símbolo o la metáfora. Me dejo llevar por las sensaciones, por los sentidos.

Durante la visita he pasado un buen rato. Las obras de Matisse expuestas en el museo de Bellas Artes situado en el interior del Palacio de Carlos Quinto, no son muchas, pero sí suficientes. La envoltura se la dan piezas de colección, del museo de la Alhambra y de otros museos, tapices persas, cerámica, azulejos, arabescos, yeserías y otros ornamentos.

Matisse busca y encuentra en Andalucía, especialmente en Granada y su Alhambra, lo oriental, lo exótico y lo sensual.

De todo lo que he visto lo que más me ha gustado es el retrato de la gitana Joaquina.

También me ha sorprendido la cola de más de cuarenta metros, prieta de gente para entrar. Un chico hacía la estadística de la procedencia de los y las visitantes. Le pregunté y me dijo que los festivos ganaban las gentes de Granada, los días de diario las de fuera. Una muestra de que hay interés por la cultura, que hay otra Granada fuera del circuito de lo rancio.

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