El valor de la política
Surgen, con alta intensidad de movimiento en las redes sociales, iniciativas que demandan democracia real. Uno lee su manifiesto, y uno no deja de preocuparse bastante.
Lo absolutamente cierto es que la democracia está herida, que los déficit democráticos son altísimos. El desprecio del poder político por el cumplimiento de las leyes, de las ordenanzas, de las garantías de participación e interlocución entre la ciudadanía y el poder político es muy alto. Las leyes se fabrican contra la equidad, la justicia social y la diversidad. También es muy alto el desprecio del sistema judicial por las cuestiones que tienen una amplia afección social. El urbanismo y el medio ambiente, a la cabeza de estos desprecios.
Veo un grave problema, el problema es la antipolítica. Los poderes fácticos actuales, léase los poderes financieros en connivencia con la práctica del PP y el PSOE de políticas de derechas, han destruido el pensamiento crítico, base de una democracia real. Para hacerlo, previamente se han cargado la información veraz, contrastada, el debate abierto y de nivel. La política espectáculo alimenta la banalidad, la simpleza.
Está muy bien que se demande democracia real ya, sí muy bien. Pero, más allá de esta demanda, ¿cuál es la alternativa? La alternativa que se lee entre líneas, y menos entre líneas es la alternativa de no hacer más que manifestarse un domingo por la tarde. Despúes, vuelta a casa, vuelta a la tristeza cotidiana, vuelta al desencanto. Entre tanto los dientes de los depredadores asoman afilados tras su carcajada.
Sin horizontes de transformación no hay avances sociales, sin utopías no se consiguen derechos. La travesía hacia horizontes utópicos las articula la política. Todo esto me parecería muy bien si se articularan sobre un proyecto, sobre unas ideas sobre un programa político claro, cosas concretas que conseguir. Pero no.
El único llamamiento certero es a no participar en las elecciones a no ir a votar a no ejercer un derecho supremo y democrático. De este modo han triunfado los poderes reales, estos sí que son reales. De este modo el espacio de poder seguirá ocupado por los de siempre, por los partidos que reciben órdenes de los mercados, de la banca, de las grandes constructoras, de la gran multinacional del expolio de capital humano, financiero, territorial y ambiental
Leo el manifiesto de democracia real ya, y me apeno. Comparto el fondo, gran parte de su retórica (en un sentido clásico no despectivo). No puedo compartir la conclusión, el alimento de la antipolítica, del ser apolític@, el giro hacia el desprecio de todas las opciones.
Hay que votar, Los Verdes pedimos el voto para Los Verdes, creemos en la capacidad regenerativa de la sociedad, creemos en la racionalidad y sabemos que ésta se ha impuesto siempre en la historia de la humanidad.
Si no vas a votar, deja de cobrar sentido cualquier reivindicación de domingo por la tarde.
Si no encuentras opción en tu municipio, vota blanco, si encuentras una opción que defienda más y mejor democracia, como la de Los Verdes, no lo dudes.
Si no ejerces este derecho, volverán a ganar los mismos. Cada vez con más fuerza, las voces disidentes tendrán menos espacio de intervención. La derecha, sí que ha entendido su democracia, vota militarmente a golpe de corneta y fanfarria, está muy interesada en que tu desprecies toda la política, porque así seguirán mandando ellos.
La democracia mejora con su uso. SOMOS AHORA.
Soy Verde, eres Verde, SOMOS AHORA
0 comentarios